Páz Soldán, M. F. - Detalle - (1888).
Provincia de Santa Cruz
Volcán Pajel Kaike [Pájil Káike] / Cerro Ashpech [Áshpesh]
Leyenda
“En épocas muy remotas los únicos habitantes de la Patagonia eran los tachul, seres enanos. Pero un día la tierra comenzó a moverse, el suelo se agrietó, sordos truenos retumbaron en el espacio y de las profundidades surgieron nuevas montañas. La raza de los tachul se extinguió totalmente, y quedó sepultada en las cercanías del cerro Ashpech.
Tanto tronar y sacudir despertó al dios Seecho que había estado dormido toda una eternidad en el cráter del volcán de Pajel Kaike. Esperó a que todo estuviera tranquilo y cuando se asomó vio una enorme extensión de tierra cubierta de piedras sin ningún signo de vida. Fue entonces que pensó en crear una nueva estirpe de seres, los Aonikenk, hombres tan fuertes y aguerridos que pudieran sobrevivir en aquellas soledades.
Por el término de muchas lunas, Seecho trabajó pacientemente en la penumbra del cráter y decidió crear primero a todas las especies de animales que hoy pueblan la tierra. Cuando dio por terminada esta parte de su obra, los acompañó hasta que salieron a la luz y dejó que se alejaran por el camino que más les gustara.
Estaba por volver otra vez a las profundidades para comenzar con la tarea más difícil: crear al hombre, cuando se dio cuenta que los nuevos hombres que había imaginado necesitarían para sobrevivir algo más que fuerza; entonces tendió sus manos hacia uno y otro lado, cubrió de nieve las cumbres de las montañas, hizo surgir manantiales y lagos, creó bosques en las laderas de los cerros, extensos valles y mesetas.
Entonces sí volvió a su trabajo y una hermosa mañana cuando el sol calentaba la tierra, creó al cacique Kelchan, primer hombre de la nueva estirpe. Atado de una gruesa soga lo bajó con mucho cuidado por la ladera del volcán hasta depositarlo sobre la tierra. Ahí desató sus ligaduras y lo dejó solo.
El hombre abrió los ojos y regocijó su vista con los colores del cielo y de la tierra. Después movió sus piernas y caminando recorrió las cercanías del volcán. Al rato encontró un manantial y un poco más alejado descubrió algunas cuevas en las que se cobijó del frío de la noche. Pasó el tiempo y aprendió a cazar guanacos, comió la carne y con la piel cubrió su cuerpo desnudo.
Seecho contemplaba a Kelchan y lo dejaba hacer pero pronto se dio cuenta que no podía seguir viviendo tan solo; entonces creó una mujer para que le hiciera compañía.
Tiempo después salieron del cráter otros hombres y mujeres que también eligieron libremente el camino a seguir. Unos se internaron en los bosques, otros dirigieron sus pasos a las montañas o hacia las desiertas mesetas.
Y este fue el origen de los Aonikenk, hombres del sur.”
Donde
Lago Buenos Aires.
Desde Río Gallegos por la RN40 hasta Perito Moreno [Pari aike]. Luego por la RP43 hacia Los Antiguos [I-Keu-khon / I-Keu-kenk]. En zona.
Nota
El origen de los Aonikenk – hombres del sur - o Tehuelche septentrional es anterior a la saga de Elal y, según la leyenda, sucede luego que un enorme cataclismo terminara con la raza de los enanos o Tachul. El Gran Espíritu da forma a los animales y crea también los ríos y los lagos patagónicos. Luego vendrá el hombre que sale de las entrañas del volcán Pajel Kaike.
Si bien las referencias son obviamente imprecisas ya que no figuran como tal ni en los mapas antiguos o modernos, como tampoco los nombres aparecen en la topónimia aonikenk.
Los tehuelche eran nómades y tenían un enorme circuito que repetían invariablemente y en los cuales figuraban parajes fijos que tenían su importancia en función de las posibilidades de obtener animales de caza, la existencia de agua, reparo, etc, y Kaike es la voz tehuelche para esos parajes o lugares.
La primera referencia aparece en el libro de G.Musters, Vida entre los patagones, en el cual relata la travesía que realiza entre 1869 y 1870 por las desoladas planicies patagónicas junto al cacique Casimiro. En la página 207 escribe lo siguiente:
“(...) Los indios llamaban á esa altura:“la colina de Dios”, y la tradición, según me lo comunicó Casimiro, cuenta que desde este sitio el Gran Espíritu dispersó a los animales que había creado en las cavernas. (...).”
Por lo tanto una segunda referencia posible es buscar: “Colina de Dios”.
Prosiguiendo la búsqueda a través de referencias que aporta R. Casamiquela sobre los Tachul y las canteras de piedra donde, también según leyendas, fabricaban sus bolas de piedra, no puedo localizar el paraje del volcán Pajel ni el cerro Ashpech.
Buscando datos sobre el meteorito Kaperr encuentro en el libro de F. Escalada, El complejo tehuelche, una cita que señala que, en el mapa de M. F. Paz Soldán (1880) este sitio figura como “Cos.de Dios” (Colinas de Dios) tomando el nombre del relato que recoge Munsters y la sitúa al sur del lago Bueno Aires.
“El cerro “Áshpesh” ha de ser un volcán extinguido (...) por sucesivos derrumbes consecutivos a la acción de las lluvias y las nevadas, ha ido borrando sus cráteres, de mayor o menor tamaño, unidos por profundas grietas que hienden la roca.
Doña Agustina dice que actualmente la “cueva” ha sido tapada por el viento (médanos de arena, quizá) o por la influencia del agua, y que ahora queda solamente “como un rodeo” (como un corral de piedras, ha de querer decir). Su madre la vio, y añade que su abuelo, en audaz empresa, bajó a ella atado por un lazo. Según informe de este, dentro había un manantial y leña.”
Leyendas vinculadas
Meteorito Kaperr.
Saga de Elal
Referencias mitológicas
Seecho
Bibliografía
- Casamiquela, Rodolfo / En pos del gualicho. EUDEBA-FER. Bs. As. (1988).
- Escalada, Federico. / El Complejo Tehuelche. Ed.Coni Hnos. Bs. As. (1949).
- Musters, Guillermo / Vida entre los patagones. Imprenta Coni Hnos. Bs. As. (1911).
- Páz Soldán, Mariano Felipe / Atlas geográfico de la República Argentina. Ed.Felix Lajouane. Bs. As. (1888).
Excelente trabajo.En pagina 92 de "Diarios del explorador Llwyd ap Iwan" de Marcelo Gavirati, hay una interpretación más moderna de Casamiquela. En cuanto al Ashpesh, creo que sé donde está.
ResponderEliminarEstoy terminando un extenso trabajo sobre Los Césares y preparando un viaje al Lago Buenos Aires en busca del o los cerros. Si tenés un dato al respecto me vendría muy bien.
EliminarTarde contesto pero gracias por tu aporte. Si disponés de datos al respecto serían de mucha utilidad.
ResponderEliminarBusco el libro al que te referís.
Aún más tarde me sumo, para comentarles que en la 2da edición de los Diarios de Ll. Ap Iwan agregamos una acápite adicional sobre este tema, comparando los datos de Ap Iwan con los de Musters. Si todo va bien verá la luz en uno o dos meses más. Pueden informarse en la página face Diarios del Explorador Llwyd ap Iwan... Saludos para ambos, Marcelo Gavirati mgavirati@gmail.com
ResponderEliminarMarcelo, muy buen dato. En estos momentos estoy preparando un trabajo grande sobre Los Césares y preparando un viaje hacia el Lago Buenos Aires. Sería de mucha utilidad saber de tu libro y si hay alguna referencia concreta al cerro (o los cerros) me vendría muy bien conocerlas.
EliminarGastón, más abajo te transcribí el párrafo con los datos de Ap Iwan y mis conclusiones. El libro se llama: "
EliminarDiarios del explorador Ap Iwan. Por sendas tehuelches Chubut Sta Cruz Aysén", y podés tener datos de dónde conseguirlo en la página face:
@DiariosdelExploradorApIwan
Cordiales saludos, Marcelo
Gastón, una pregunta la Leyenda que citás entrecomillada pertenece al libro de Rodolfo Casamiquela (quien fuera mi director)? Nuevos saludos, Marcelo
EliminarLes transcribo datos de la 2da. ed. de los Diarios..., pp. 253-255:
ResponderEliminarComo vimos, en la entrada correspondiente al 17 de febrero de 1894, Ap Iwan recoge narraciones tradicionales entre los tehuelches de Kánkel. Entre ellas, la que relata que los avestruces se habrían originado en Genua y los guanacos en Pacheekaik [Pajikaik], un paradero ubicado sobre el arroyo Page, a menosde veinte kilómetros al S-SE de la curva del río Fénix, situada en la parte nordeste de la actual localidad de Perito Moreno, Santa Cruz. Luego agrega que “A corta distancia al norte de Pacheekaik había un volcán dormido, llamado Ashpaik. En cierta oportunidad el buen dios ordenó a sus ancestros que hicieran algo, pero ellos fueron negligentes en cumplir con su mandamiento y todos sus caballos entraron a la tierra por el cráter de este volcán y desde entonces el cráneo petrificado de un caballo guarda el lugar”.1
En el mismo sentido, en la versión en lengua inglesa del diario de la siguiente campaña de exploración, Ap Iwan reitera en su anotación del 6 de febrero de 1895 que: “Un trayecto de cuatro o cinco leguas condujo a un
agradable vallecito en esta región volcánica, el que en realidad no estaba a más de doce millas en línea recta S.-S.E.
de la curva del río Fénix. A pocas millas hacia el Noroeste
había un cerro cónico que se destacaba prominentemente en la planicie cubierta por lava. Era el mismo cerro que nos había señalado Kengel el año anterior, por el cual –según el folklore de los indios– los caballos de sus ancestros entraron a la tierra”.2
De acuerdo con estos datos, este cerro cónico o volcán dormido tal vez podría ser el cerro denominado “Volcán”, de 666 m de altura (Ver Mapa 2). Ap Iwan luego agrega que hacia el sudeste del campamento de Pacheekaik había otro cerro prominente, indicado por Kánkel, que él llamaba Ielsk, al que ubica como Ielshk (Ver Mapa 1). ¿Tal vez el “cerro del Vasco”? De estar en lo cierto, el campamento de Pacheekaik, estaría ubicado cerca de la
Estancia Laurabat (Ver Mapa 2).
Marcelo
ResponderEliminarGracias por los datos. Tengo planeado viajar a Patagonia siguiendo la ruta de las leyendas tehuelche en cuanto pueda armar el viaje. Estuve investigando en cuanta fuente estuvo a mi alcance y pude definir aproximadamente algunas de las leyendas y sumar cuestiones ligadas que abren un panorama increíble.
Ya estuve en Córdoba y San Luis explorando sitios vinculados a los Césares. Quedan pendientes Mendoza y La Pampa. Pero hacia el sur espero llegar hasta el Lago Buenos Aires como objetivo final de un largo periplo. Vuelvo a agradecerte la molestia y antes de salir voy por la lectura de tu libro.
Estoy convencido, como leí en un artículo de Casamiquela, que hay que buscar abajo, en las cuevas.
Pude dar con aportes de M.Martinic sobre la posible existencia concreta de los Táchul como parcialidad y que quizá sean los mismos a los que A.Gardiner llama Tachwell. De todas maneras me bastan las leyendas para ir y ver.